Con el mundo en la mirada
y la vida en los labios,
pide Elvira sollozos
su bién más preciado:
"el pecho,mamá,el pecho",
grita Elvira a su manera,
dando alaridos,
"el pecho,Isabel,el pecho",
grita desde su cama,
somnoliento,el vecino.
Pues es rutina
y nunca falla
la comida de Elvira
a las tres de la mañana.
"¡Que esperen otros!" decía,
"que yo estoy recién llegada
y la casa,ahora,es mía".
F.
martes, 27 de julio de 2010
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