El cazador se hizo con su pieza,
la presa,se dejó cazar
y ahora mi cadáver espera
que lo vengan a velar.
F.
Eso es el amor,
la rosa marchita que está en mi balcón,
rodeada de colillas y cenizas,
de humo de pulmón.
Eso fue mi amor,
una densa humareda,
que cubrió lo que eras
para hacerme creer que eramos dos.
Pero el humo disipó
y al alzar la vista,
vi que no era yo,
quien probaba tus caricias,
quien te hacía el amor.
Era otro,no era yo,
tu elegiste,y ahora,
adiós.
F.
martes, 8 de junio de 2010
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